La traducción de la obra del judío norteamericano Frank
Tannenbaum en la revista Problemas
Agrícolas e Industriales propició una polémica académica en justificación y
defensa de los intereses de la Reforma Agraria. Marte R. Gómez fue uno de los
principales promotores de la edición de las obras desde su cargo de Secretario
de Agricultura y Fomento en 1928, cuando le proporciona las estadísticas que
utilizó Tannenbaum para realizar su tesis.[1]
Tannenbaum se doctoró en economía por Brookings Institution,
en Washington, D.C., con el ensayo The
mexican agrarian Revolution, que versa sobre la tenencia de la tierra y el
impacto de la reforma agraria, durante la realización de los repartos agrarios
entre 1910 a 1928.[2] Las
estadísticas son incompletas y contienen algunos errores cuantificables, sin
embargo la importancia del texto radica en la interpretación sociológica de la
Revolución Mexicana como un proceso inminentemente agrario.[3]
Con relación a esta primera edición en inglés, Marte
R. Gómez se dirige a Gilberto Fábila –quien era agregado agrónomo de la
Embajada de México– para externar sus opiniones sobre la lectura del libro de
Tannenbaum, en realidad era un pretexto para justificar la reforma agraria
establecida desde su administración, en palabras de Fábila apunta:
Tus observaciones sobre el libro de Tannenbaum son
justas y la explicación de mi primitivo interés sobre dicha obra, con todo y
sus defectos, que razonadamente le has encontrado, tu mismo me la das, en uno
de tus párrafos de tu carta, en el que dices: “Tenemos necesidad de presentar
los puntos de vista de los mexicanos sobre la revolución agraria de México, y
esto deberá hacerlo cualquiera de nosotros.” Ésta es exactamente la idea que yo
tengo, y que estoy seguro que la tenemos casi todos los que por algún concepto
hemos venido observando dicha revolución; es urgentísimo que ya exhibamos las
conclusiones sociales y económicas de nuestra reforma agraria, no sólo para
justificarla dentro de México, sino para dejar establecida mundialmente la
doctrina que en el fondo constituye la base de nuestra organización agraria.[4]
Los esfuerzos por traducir al español las primeras
obra de Tannenbaum sobre la revolución agraria se debieron en primera instancia
al embajador Manuel Téllez,[5]
quien procuraba la publicación lo antes posible porque a su parecer era: “el
estudio más completo desde el punto de vista técnico, agrícola y económico de
los motivos, causa de la revolución y del movimiento social en México, y la
justificación y el encomio científicamente demostrado, más amplios que pueden
hacerse de la gestión del Sr. Presidente Calles durante su administración.”[6]
Sin embargo, quedó sobre el escritorio; al igual que la propuesta de editar la
traducción de la obra: Peace by
revolution. An interpretation of Mexico,[7]
revisada en 1932 y traducida en
Santiago de Chile por Ercilla.[8]
Fue hasta 2003 cuando en México se pudo reeditar esta traducción.[9]
Un segundo intento fue bajo la petición de los
señores Juan de Dios Bojórquez y Antonio Castro Leal quienes estuvieron muy
interesados en editar la primera obra de Tannenbaum The mexican agrarian revolution entre los años de 1930 y 1932,
según su opinión querían mostrar al público mexicano las sugerencias y análisis
sobre la tenencia de la tierra y los latifundios pero no concretaron ante las
anotaciones y sugerencias que hizo Marte R. Gómez, el cual no estaba convencido
en su totalidad de la traducción, sobre todo en el concepto de la “organización
de villa libre” la cual considera una mitificación.[10]
Finalmente fue Manuel Marcúe Pardillas quien mando
hacer la traducción de la obra con el interés de publicarla en la revista de Problemas Agrícolas e Industriales de México
y le solicitó la cooperación a Marte R. Gómez para releer y prologar la
edición. Así cotejó cada palabra y conceptos para acompañar con observaciones y
notas aclaratorias en cada parte que consideró pertinente, porque a su parecer
el autor norteamericano:
(…) se vio muchas veces imposibilitado para encontrar vocablos ingleses
que tradujeran fielmente expresiones del vocabulario corriente en nuestra
tramitación agraria. Naturalmente, al tratar de verter nuevamente al español,
lo que más debe cuidarse es de usar como traducción de los vocablos ingleses
que usa Tannenbaum, las expresiones que se convirtieron en muletilla del
procedimiento agrario mexicano, y así he tratado de hacerlo.[11]
Las notas que hace Marte R. Gómez a La revolución agraria mexicana fueron
editadas a pie de página a fin de confrontar las posiciones adversas,
proporciona bibliografía y reconviene al autor por el manejo interpretativo de
las estadísticas; siendo un claro ejemplo de un lector con prejuicios y
presuposiciones referenciales ajenos a la mira del autor, por lo que más que
aportar un entendimiento de la obra se muestra una recepción contestataria que
impugna a posteriori los frutos del
reparto ejidal.[12]
Una vez
publicada en Problemas Agrícolas e
Industriales de México podemos observar la intencionalidad de los editores
por presentar la revolución agraria. La editorial presidida por Manuel Marcúe
realiza una presentación a la obra de Frank Tannenbaum con la tonalidad de
justificar la Reforma Agraria como un hecho histórico y enmarcarlo como uno de
los primeros analistas que dedicaron sus estudios a este proceso histórico al
realizar un esbozo de los principales acontecimientos que dieron origen a la
revolución agraria. La intencionalidad de la editorial se remarca en las
siguientes afirmaciones: “Pero a medida que el problema agrario, con el
transcurso de los años, ha permanecido vivo y ha venido complicándose en su
fisonomía social, económica y política por virtud del proceso de
industrialización, la necesidad de investigarlo a fondo y desentrañarlo ha ido
interesando más y más a los estudiosos, y el libro antiguo y casi ignorado de
Tannenbaum se convierte en una indispensable herramienta de trabajo.”[13]
Se demuestra entrelíneas la postura de delimitar la revolución agraria, se daba
por sentado un desarrollo de las fuerzas productivas de campo y los destinos de
las políticas económicas se enfocarían a la industria porque el campo ya había
desarrollado una revolución agraria, ésta se presenta ya como un hecho
histórico, algo pasado del cual se debía de aprender para desarrollar en México
una industrialización, por medio de una revolución ya no armada sino
tecnológica.
El propósito
sustancial de Frank Tannenbaum al escribir La
revolución agraria mexicana es preguntarse desde las ciencias sociales, en
un ámbito académico, aspectos de la historia de México con vías a presentar un
balance general de la problemática agraria, desde sus orígenes con la
colonización y la lucha frontal con el sistema comunitario aplicado desde la
época prehispánica. En la época en que se publica, el círculo académico
norteamericano se interesa por conocer las posturas de la política mexicana y
las relaciones internacionales que giran alrededor de la Revolución Mexicana,
particularmente se admite una necesidad de explicar las causas y consecuencias
de la aplicación del Artículo 27 Constitucional que afectaba a las propiedades
de inversionistas extranjeros. Por ello, el libro trata de problemas actuales y
centra su atención en posibles lectores estadounidenses que les preocupe la
reforma agraria. Ya que en México, ‘no causó revuelo’ como lo afirma Marte R.
Gómez en el prólogo a la traducción en español en 1952, porque apenas estaba en
marcha y su impacto sólo puede ser medido cualitativamente a lo largo de la
historia.
En la primera
edición en inglés Harold G. Multon, director del Instituto de Economía de la
Universidad de Washington, realiza una breve presentación refiriéndose al
análisis de Frank Tannenbaum como un estudio que principalmente tiene la
intencionalidad de mostrar los acontecimientos históricos de la Revolución
Mexicana y las condiciones agrarias antes y después de la lucha armada; como
ello, destaca el presentador, el estudio en general da una valiosa aportación a
la historia política, económica, agraria, ya que recoge los datos más puntuales
y destallados –para la época- con la idea de conocer la distribución de la
tierra, el porcentaje por inversionistas extranjeros, nacionalidad, aspectos
sociales y comerciales.
La historicidad
de la misma hace denotar que la finalidad de la traducción de la obra de
Tannenbaum, en 1952, es por principios políticos. La intencionalidad de la
traducción la enfatiza Marte R. Gómez dentro del prólogo, donde afirma que La revolución agraria mexicana, es un
ensayo considerado como clásico y que muestra el recuento de la Reforma
Agraria. Además acentúa: “Dígase lo que se diga, la Reforma Agraria de México
es un hecho.” En este sentido, determina que ya no hay tierras que repartir, y
por lo tato, la revolución agraria se había completado. De ahí la necesidad de
presentar la obra de Tannenbaum como un libro que narra y describe la
saturación agraria, pero que da pie a justificar una clara intencionalidad por
parte de la revista Problemas Agrícolas e
Industriales de México, la editorial y en específico de la academia
mexicana, por expresar los frutos obtenidos con la Reforma Agraria y dar por
establecido que pertenece a la historia, ya como acontecimiento pasado, que hay
que remembrar y dejarlo atrás.
La investigación
pretende dar un acercamiento al problema agrario desde una mirada científica,
ya que muestra documentación, testimonios, leyes y estadísticas para estudiar
el sector productivo. A lo largo de obra se puede observar tato críticas
explícitas e implícitas al sistema económico mexicano por ser el Estado el
portador de las propuestas revolucionarias y partícipe dentro de la
distribución, manejo y repartición de la tierra cultivable. En contraste, se
observa una miseria y abandono institucional de las políticas sociales para el
campo mexicano, por las carencias de servicios, escuelas, drenaje, agua potable
y de riego, entre otras de las problemáticas que se abordan en la lectura.
Tannenbaum
muestra una perspectiva histórica de largo plazo, que a pesar de recurrentes
errores históricos por las generalizaciones, permite observar una constante
desproporción de la distribución de la tierra en todas las etapas históricas,
lo que conduce a potencializar la desigualdad de los niveles de vida de la
población mexicana en su conjunto. La narración de su presente inmediato lo
lleva hacer uso de la historia política del período de la Revolución, porque
fue testigo y observador de sus efectos; asimismo toma en consideración un
pasado más lejano, las tradiciones, la cultura y la historia social para
definir los rasgos del ser mexicano, la diversidad multicultural y características
históricas de las luchas sociales en México. Su visión como visitante,
periodista, investigador y académico extranjero le permiten trazar los rasgos
generales del mexicano y remarcar sus tradiciones. A la par, asimiló la
literatura oficial, proporcionada desde la Secretaría de Educación y la
Secretaría de Agricultura y Fomento, confrontándola con las diversas opiniones
de mexicanistas que llegaron antes que él, como George McCutchen McBride, The land Systems of Mexico (1923);
Herbert Ingram Priestley, The Mexican
Nation (1923) y Ernest Gruening, Mexico
and its Heritage (1928); con quienes se entabla un diálogo discursivo para
entrar de lleno a la discusión establecida desde Estados Unidos sobre los
cambios revolucionarios del país vecino.[14]
Cabe
agregar que La revolución agraria
mexicana fue una tesis que dirigió el doctor Edwin G. Nourse (1883-1974),
Presidente de la American Economic
Association y Vicepresidente de Brookings Institution, quien fue partidario
de las ideas progresistas sobre la ‘economía institucional’ la cual deja de
lado las posiciones ortodoxas del liberalismo, entre sus ideas sostenía que las
cooperativas eran un medio para racionalizar el inestable mercado agrícola.[15]
Las tendencias y posiciones político-filosóficas que confrontó Tannenbaum
estuvieron las doctrinas económicas: laissez
faire, del liberalismo clásico, que se basa en el supuesto de que la
economía esta conducida por la imperturbable ley natural del mercado, la mano
invisible que da movilidad al sistema capitalista, sin trabas del Estado.
También
Tannenbaum adoptó la ideología progresista del teórico Thorstein Bunde Veblen
(1875-1929) partícipe de la corriente del instituicionalismo Americano.[16]
En su libro más conocido Teoría de clase
ociosa, afirmaba que el principal motivo del empresario era la búsqueda de
beneficios económicos y la propia acumulación de capital lejos del bienestar
social. Asimismo, propuso que el empresariado le era indiferente el bienestar
general de la comunidad y originaba las crisis y desequilibrios en las
economías, indagaba ¿por qué a los empresarios les interesa hacer que las
crisis sean fenómenos amplios y frecuentes?, para obtener de esta forma mayores
rendimientos con la especulación. La trascendental aportación del economista y
sociólogo estadounidense fue la denuncia de la explotación de la engrosada masa
trabajadora por parte de la minoritaria clase ociosa o empresarial.[17]
Es posible que la generación de economistas estadounidenses de impacto
progresista, la obligada lectura promovió la tendencia al corporativismo como
herramienta de la economía política del Estado, asimismo, como control social.[18]
John Dewey
(1859-1952) fue otro autor quien participa con los mismo lineamientos
progresistas pero desde un punto de vista filosófico, fue un reformador social
en Estados Unidos y profesor de Tannenbaum. Ambos matizaban su postura liberal
con tintes democráticos. En el caso de Tannenbaum abogó en los términos de
sindicalismo, para manejo y control del movimiento obrero. En este sentido
analizó el sindicalismo mexicano en su tesis de doctorado; para él, el
corporativismo y el sindicalismo eran como elementos análogos, en divergencia
con la lucha de clases que fue el elemento constitutivo del marxismo ortodoxo.
Conviene destacar en este sentido que para el doctorante, el movimiento obrero
de la CROM era ‘la gran fuerza socializadora y organizadora del México moderno’
y al general Plutarco Elías Calles lo presentó como ‘el primer presidente
laborista del continente americano’.[19]
Frank Tannenbaum fue un científico social que incluyó herramientas de de
análisis de la historia para generar una visión global del panorama mexicano y
describir su realidad.[20]
Los ensayos que
mostró Frank Tannenbaum a su público norteamericano siempre fue en inglés, su
lengua materna era el alemán (Austria 1893) y tras sus múltiples viajes por
México y la asistencia a los cursos de verano para extranjeros en la
Universidad Nacional, su español fue fluido pero nunca escribió en otro idioma.
Su posición frente a las traducciones fue de agradecimiento y congratulado de
ilustrar su texto con los muralistas a quienes admiraba desde su llegada a
México.[21]
La editorial justifica la inserción de la ilustración de la siguiente manera:
…se quiso dar a la obra de
Tannenbaum un contrapeso artístico que, frente al pesimismo y subrayamiento de
tonos sombríos, pintorescos o superficiales, en que incurre aquél, señale con
el alto índice de la intuición estética el sentido humano de las luchas
mexicanas. Diego Ribera, Orozco, Alfonso Sequeiros y el Dr. Atl, así, se
encargan de gritar, con las inefables voces de su plástica, lo que Tannenbaum
no supo ver o lo que no pudo decir por carencia de léxico adecuado en su
vocabulario filosófico de formación cultural.[22]
El prejuicio
ante su posición académica devino desde la presentación del autor porque para
quienes no lo conocían la imagen de la editorial genera una proyección que
incita a mancillar su trabajo; no obstante comenta Manuel Marcúe que no se
debía desacreditar al autor sólo por ser extranjero, comenta: “Frank Tannenbaum
es un escritor norteamericano que ha mostrado un interés acusado por llegar a
comprender la significación que tienen las luchas sociales emprendidas por el
pueblo mexicano siempre con el empeño de transmitir dicha comprensión a sus compatriotas.”[23]
Porque sus balances se inclinaron a exponer la reconstrucción de la vida y
actividad productiva nacional posterior a la Revolución mexicana su ímpetu de
intelectual destaca por los testimonios y análisis de las luchas sociales de
México; por ello el título de la obra, México:
La lucha por la paz y por el pan.
Sin embargo, los
prejuicios en que recaen los comentaristas incluida la editorial remite a
características propias de la época en que les tocó leer los textos, aunque no
desmeritan las obras, de ahí su publicación y traducción de las mismas. En este
sentido puntualiza Manuel Marcúe: “… El estudio tiene el mérito indiscutible de
presentar el modo como las luchas del pueblo mexicano han asumido un rango
universal, en tanto que representan, en forma destacada, ese sentido de
independencia nacional, económica y política, que caracteriza a la historia de
los países desarrollados en nuestra época.”[24]
Considera cabalmente que las tesis en las que incurre el libro se refieren a
interpretaciones pesimistas que muestran imágenes sombrías llegando a ser de
índole imperialista. Este adjetivo indica claramente una posición del lector
reflexivo y provocativo que resulta al presentar a un extranjero en víspera de
las elecciones de 1952 con el destape del candidato oficial: Adolfo Ruiz
Cortines, porque modera las posiciones de izquierda y comunistas que favorecen
la distribución equitativa de las riquezas y desarrolla el campo como principal
iniciativa para equilibrar las actividades productivas insertando en la cruel
realidad al indio, analfabeta y olvidado por las comunidades de interpretación.
El objetivo primordial del ensayo de Tannenbaum fue
mostrar la actuación del Estado y el gobierno mexicano en su etapa
posrevolucionaria, enfatizar los cambios y permanencias de cada una de las
formas en que se ejerce su autoridad: en el ámbito social y cultural,
económico, legal, territorio, político y en las relaciones exteriores, para
medir en términos cuantitativos el progreso y el desarrollo alcanzado hasta su
presente inmediato (1946), a pesar que se publicó hasta 1950. Lo que trataba
era de integrar un análisis global del país y enfatizar las causantes endógenas
del atraso económico de México, por lo que se remite al origen de cada
problemática muchas de ellas de antaño. Cuando se edita México: The Struggle for Peace and Bread (1950) se realiza bajo la
necesidad de mostrar al público norteamericano las características
histórico-sociales de las problemáticas de desarrollo de México. Mientras que
la traducción de la obra en Problemas Agrícolas e Industriales de México
fue el pretexto para algunos de realizar una discusión sobre la mexicanidad y
la industrialización. En este sentido, la obra de Tannenbaum dentro de la
discusión historiográfica de representación del mexicano se manifiesta por el
interés general como principio dominante dentro de la comunidad de
interpretación.[25]
En este sentido y conforme a esta interpretación
personal se propone inscribir al autor como parte de horizonte cultural
abierto, descartar las clasificaciones generacionales, ya que desprende de
cualidades específicas que le introdujeron a gestar los ensayos acordes al
momento en que fue producido. Así explicar que la recepción realiza una lectura
pertinente a las necesidades interpretativas bajo pretexto de generar
explicaciones de interés general. En los capítulos subsiguientes se trabajarán
con detenimiento las polémicas en torno a las luchas sociales y el problema
agrario que suscitaron las obras de Frank Tannenbaum.
En síntesis, la revista Problemas Agrícolas e Industriales de México fue una publicación
que promovió el intercambio de ideas, incluyó la participación de diversos
analistas, académicos e investigadores como propuesta innovadora. En
comparación con toda la gama de revistas nacionales como lo fueron desde
entonces: Cuadernos Americanos, El Trimestre Económico e Investigación Económica, tirajes
similares pero con una limitada impresión, no mayor de cien fojas, que supera
en mucho a la revista Problemas Agrícolas
e Industriales de México, que con el apoyo gubernamental y Talleres
Gráficos se publicaron textos completos con la más fiel traducción para el
lenguaje cotidiano, las litografías a color y entre las versátiles obras de
interés histórico que llenan de contenido del grosso tiraje. El interés por
capturar la esencia de la mexicanidad a través de las imágenes conllevaron no
sólo a exponer a los representantes del muralismo sino que en esencia la
discusión historiográfica que encaminó la presencia irrefutable de los artistas,
academia y literatura todo el horizonte cultural del autor y de la recepción.
[1] Marte Rodolfo Gómez Segura (1896-1973)
agrónomo, político y diplomático mexicano, fue secretario de Hacienda
(1933-1934) y secretario de Agricultura y Fomento en dos ocasiones (1928 y
1940-1946).
[2] Frank Tannenbaum, Mexican agrarian revolution, Macmillan, Nueva York, 1929.
[3] Jean Meyer, “Haciendas y
ranchos, peones y campesinos en el Porfiriato. Algunas falacias estadísticas”
en: Historia mexicana, 35, vol. 2,
no.3, 1986, pp. 477-509.
[4] Carta de Marte R. Gómez a Ing. Gilberto Fábila,
Carta México 7 de junio de 1929, y contestación Gilberto Fábila a Marte R.
Gómez, Washington 8 de julio de 1929, en: Vida
política contemporánea, Cartas de Marte R. Gómez, vol. 1, México, Fondo de
Cultura Económica 1978, pp. 234-238.
[5]
Manuel Téllez (1855-1937) fue cónsul, Ministro en China y Venezuela, Secretario
de gobernación (1931-1932) y Secretario de Relaciones Exteriores en 1932 y
Ministro en Italia en 1934.
[6] Concluye: “permítame usted, además, sugerir la
conveniencia de recordar al Sr. Presidente que la obra de Tannenbaum lleva para
nosotros dos factores de grande interés: primero que está hecha en forma
absolutamente desinteresada por una de las
instituciones científicas estadounidenses de mayor valía y, segundo, que
Tannenbaum ha sido siempre un trabajador modesto
e independiente enamorado de la manera de pensar de nuestra revolución y
que ha trabajado infatigablemente sin interés personal alguno los lectores de
esta obra tendrán necesariamente que ser persuadidos de su valía.” Archivo
Torreblanca, México, Gaveta 73, Exp. 33, inv. 5565, Tellez Manuel, Legajo 6/6
fojas 280-342/342,1928-1932.
[7] Frank
Tannenbaum, Peace by revolution. An
interpretation of Mexico, New York, Columbia University Press, 1933.
[8] Frank Tannenbaum, La paz por la revolución, Santiago de Chile, Ercilla, 1938.
[9] Frank Tannenbaum, La paz por la revolución, (Ed. Facsimilar), México, Instituto
Nacional de la Revolución Mexicana, 2003.
[10] Carta de Marte R. Gómez a Ing. Juan de Dios Bojórquez: “no sé a
conciencia si debo aconsejarte o no la traducción del libro de Tannenbaum The Mexican Agrarian Revolution, y por
ello prefiero trasmitirte mi crítica del propio libro; para que tu saques tus
propias conclusiones que estimes pertinentes” Vida política… Op. cit., pág. 263.
[11] Carta de
Marte R. Gómez a Ing. Manuel Marcué Pardiñas Idem., pág. 964.
[12] Como ejemplo destacamos una nota: “Tal vez éste
fuera un buen sitio para llamar la atención de los lectores sobre un aspecto
poco discutido de la Reforma Agraria. Efecto indirecto, pero no menos
interesante. En los estudios y estadísticas se consignan los datos de las
tierras repartidas como ejidos, dando cifras de millones de hectáreas; pero no
se correlacionan estas expropiaciones con el efecto indirecto traducido en el
número de nuevas pequeñas propiedades recientemente constituidas… En los 20
años desde que Tannenbaum escribió su libro, ya son visibles muchos cambios.”
Nota de Marte R Gómez a Tannenbaum, “La Revolución agraria de México”, PIAM, Op. cit., pág. 27.
[13] Editorial, Problemas
Agrícolas e Industriales, no., 2, vol. 4, abr.-jun., 1952, pág. 5.
[14] Fredrick B. Pike, FDR’s Good neighbor policy, Austin,
Texas, University of Texas Press, 1995.
[15] El Dr. Nourse declaraba: "When
a cooperative has to maintain its position by constant and intensive
evangelism, sentimental appeals to membership, or government favors and special
aid, the presumption is justified that it has overgrown or outlived its true
economic need and value. Cooperation is hard-headed business, not an
ideological crusade” Edwin G. Nourse, "The Place of the Cooperative in our
National Economy," 1942, Vid, American Cooperation, Vol. 7, 1992. p.
107. Mauricio Tenorio, “Viejos gringos radicales norteamericanos en los
años treinta y su visión de México” en: Secuencia,
núm. 21, sep.-dic., 1991, pp. 95-116.
[16]
Con esta corriente se denuncia que las leyes económicas que enfatizaban las
teorías noeclásicas eran en realidad fenómenos que dependen de factores
históricos, sociales e institucionales, su visión era interdisciplinaria.
[17]
Thorstein Veblen, Teoría de la clase
ociosa, México, Fondo de Cultura Económica, 1966.
[18] Mauricio Tenorio, “Viejos gringos
radicales norteamericanos en los años treinta y su visión de México” en: Secuencia, núm. 21, sep.-dic., 1991,
pág. 107.
[19] Hale, Op. cit., pág. 141 y ss.
[20] Tannenbaum
ingresó a la American Federation of Labor en 1917, donde se interesó en
el movimiento obrero, el sindicalismo y la democracia industrial.
[21] Frank Tannenbaum, “The Miracle School” The Century Magazine 106 (August 1923); 499-506, Apud. Delpar, Op.
cit. pág. 158.
[22] Editorial, “La lucha por la paz y por el
pan” en: PAIM, Op. cit., pág. 8.
[23] Idem., pág. 5.
[24] Idem., pág. 5.
[25] En
Agosto de 1918 tiene que interrumpir sus estudios para realizar su servicio
militar que se prologó hasta febrero de 1919. Después de graduarse del Collage
en 1921 con mención honorífica en economía e historia, recibió la llave Phi
Beta Kappa.
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